Ahora con el invierno los gastos de calefacción y
agua caliente se notan en la factura. Sin embargo existe una manera de
reducirlos, promoviendo además el uso de energías alternativas que nos alejen
del actual modelo de combustibles fósiles, finitos y contaminantes.
Instalando colectores
solares, que son dispositivos que convierten la energía radiante en calor
de baja temperatura (por debajo de los 100ºC) el suministro de calefacción y
agua caliente en una vivienda puede cubrirse, sino totalmente, al menos
parcialmente.
Afortunadamente, en España, contamos con un elevado
número de horas de sol, siendo uno de los países con mayor radiación solar en
comparación con Europa. Además, en el caso de días nublados los colectores
solares no son inútiles ya que son capaces de captar tanto radiación directa
como difusa. Pero, ¿cómo funcionan?
Un colector solar consiste en una placa donde se
colocan una serie de tubos sobre una ‘superficie selectiva’ (parte negra). La
placa está cubierta de vidrio. El uso del vidrio garantiza la total
transparencia a la radiación incidente, sin dejar escapar la radiación
infrarroja lejana que se perdería por el colector. La superficie selectiva es
un material capaz de absorber la radiación solar y caracterizada por una gran
transmisión de calor a los tubos por los que circula el fluido. Los materiales
que se usan en esta superficie selectiva son semiconductores como el óxido de
cobre. Las pérdidas de la placa a través del vidrio pueden minimizarse
añadiendo una doble capa de vidrio o sustituyendo los tubos normales por ‘tubos
evacuados’, en los que se coloca un tubo dentro de otro y entre ellos se hace
el vacío. En resumen: la superficie selectiva absorbe la radiación que pasa a
través del vidrio y la transmite a los tubos que calientan el fluido, éste se
lleva a un depósito que almacena el agua caliente para la noche. El fluido es
normalmente agua con algún tipo de
anticongelante.
En estas imágenes podemos ver colectores solares planos convencionales y un colector solar de tubos evacuados :
La tecnología de los captadores solares es ya madura, desde el desarrollo del primero en 1909, la evolución del mercado solar térmico se ha visto favorecida en España debido al enorme potencial disponible, la experiencia de fabricadores y la madurez tecnológica. La normativa también impulsa al sector: desde Junio de 2013, a raíz de una directiva europea, cada edificio en venta o alquiler debe incluir una etiqueta energética que garantice los niveles de energía consumida y combustible. La mayoría de viviendas actuales no cuentan con aislamiento o calderas eficientes lo que implica importantes costes tanto económicos como ambientales.
Las nuevas normas de construcción de vivienda de obra nueva en España obliga a instalar calentadores solares en todas las viviendas privadas nuevas o reformadas. Esta obligación, desde 2007, no afectó a proyectos ya aprobados con lo que aún quedan algunos años para poderse verificar.
En cuanto a desafíos que los colectores solares generan cabe destacar la aparición de Legionela (Legionella), al igual que en todas las instalaciones con agua estas bacterias viven en aguas estancadas por encima de los 35ºC. Si las instalaciones no cuentan con un tratamiento antilegionela, el agua acumulada a alta temperatura (por ejemplo si los habitantes del edificio se marchan y el agua no se recircula) hace que prolifere esta bacteria cuya infección en los humanos puede ser de carácter severo provocando una neumonía atípica. Sin embargo, la forma más sencilla de evitarla es garantizar temperaturas de 70ºC en las que la bacteria no es capaz de vivir.
Si queréis saber más sobre este tipo de energía solar podéis consultar el manual del IDAE: http://dl.idae.es/Publicaciones/10374_Energia_solar_termica_A2006.pdf
Los colectores solares cubriendo tejados de edificios ha dejado de ser algo del futuro sino una tecnología del presente y que seguirá creciendo y expandiéndose.
Lola Asenjo
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