miércoles, 24 de septiembre de 2014

Especies invasoras ¿una amenaza imparable?


Breve resumen de la conferencia "Especies invasoras ¿una amenaza imparable?", impartida por Fernando Ángel Fernández Álvarez en las III Jornada sobre la Naturaleza, celebrada el 13 de septiembre de 2014 en la Rinconada (Toledo)




La mejora tecnológica en los sistemas de transporte ha incrementado la velocidad con la que las personas pueden viajar de una parte a otra del planeta e intercambiar bienes y servicios procedentes de lugares muy distantes, con serios efectos positivos sobre nuestras vidas. Desgraciadamente, esto también implica ciertos efectos negativos, como es la incorporación de especies exóticas en ecosistemas en los que éstas no estaban representados. Estas introducciones pueden ser intencionadas o accidentales, pero el denominador común es que pueden venir acompañadas de efectos altamente perniciosos para el medio ambiente.

Cuando una nueva especie alóctona (que procede de otra región: lo contrario es autóctono) llega a un nuevo ecosistema pueden ocurrir varias cosas:

1) La nueva especie es incapaz de afrontar las nuevas condiciones del medio circundante y fallece sin haberlo colonizado nunca.

2) La nueva especie sobrevive, pero es incapaz de reproducirse y generar descendencia en el nuevo ecosistema. Las consecuencias son bastante similares a las del punto anterior: la nueva especie no causa mucho impacto sobre el ecosistema y desaparece.

3) La nueva especie se instala en el ecosistema, pero no desplaza a las demás. Obviamente, algún impacto produce sobre el ecosistema, pero no afecta a la abundancia de otros organismos o ésta no se ve afectada de forma medible.

4) La nueva especie se reproduce con éxito en el nuevo ecosistema y comienza a desplazar a otras especies presentes en él. El impacto que ésta puede generar dependerá de sus características biológicas y de las características ecológicas del ecosistema al que se incorpora. Éste es el momento en el que se habla de una especie invasora.

Habitualmente, cuando a una especie se le reconoce el estatus de especie invasora ya está produciendo algún tipo de daño: bien sea desde el punto de vista estrictamente ecológico, económico, estético o, más frecuentemente, en todos.

¿Pero por qué una especie que está fuera de su área de distribución puede ser tan dañina? Las interacciones que se producen entre las distintas especies mantienen el equilibrio de los ecosistemas. Este equilibrio puede ser más sólido o más frágil, pero depende de que los elementos que lo conforman sigan desempeñando sus funciones. Cuando una nueva especie es introducida, es posible que carezca de depredadores que la identifiquen como una presa o que sea capaz de competir más eficientemente por los recursos (espacio, nutrientes, etc) que las especies autóctonas. También pueden portar enfermedades o parásitos contra los que especies autóctonas próximas no pueden defenderse. Todo esto puede conducir al declive de las poblaciones de especies originales del ecosistema e, incluso, a su extinción local. A medida que la especie alóctona se va haciendo más y más abundante, los efectos que produce se incrementan y pueden llegar a transformar los ecosistemas en una especie de erial ecológico en el que prácticamente sólo está ella, con serios efectos sobre la biodiversidad. En ocasiones, las especies locales sobre las que se producen dichos efectos son, precisamente, especies comerciales o con cierto interés económico.


¿Podemos hacer algo para enfrentarnos a esta amenaza? Una vez una especie se vuelve invasiva, es muy difícil (casi imposible) de erradicar, por lo que lo más sencillo es tomar medidas preventivas antes de que los daños se produzcan. Sin embargo, es difícil controlar la entrada de especies alóctonas en los ecosistemas, pero sí que se pueden realizar acciones para minimizarla o mitigar sus efectos una vez se han asentado, como el control de las especies que se comercializan o la estirilización de los medios de transporte para evitar acompañantes no deseados (ni invitados). Monitorizar el estado de los ecosistemas naturales permite la detección precoz de las nuevas especies alóctonas antes de que éstas se conviertan en una amenaza imparable.


Fernando Ángel Fernández-Álvarez
Institut de Ciències del Mar (CSIC)
Passeig Maritim, 37-49. 08003, Barcelona

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