Pese a que este conocimiento se albergaba en el acerbo popular es típico, al hacer una búsqueda rápida en la red, que encontremos quien lo desmiente, diciendo que simplemente se trata de un canto de celo, y que "casualmente" la época de celo de las cigarras coincide con el verano, la época de máximo calor. Pero desde Lalariche, decidimos no quedarnos ahí y buscar más información para compartirla con todos vosotros.
En España tenemos dos especies: Cicada orni, la más abundante cuyo nombre común es cigarra común también abundante en otras zonas del mediterráneo, y Cicada barbara, solo en algunas localidades.
Foto de Cicada orni sobre cupresacea,
de Antonio Velazquez obtenida de la web www.granadanatural.com
La cigarra común suele medir unos dos centímetros y medio en su estado adulto, y tener un color más o menos grisáceo, con líneas rojizas en el abdomen. Sus alas son trasparentes con venas muy marcadas.
Estos insectos sufren lo que llamamos metamorfosis, es decir cambios significativos durante su desarrollo. De los huevos salen las ninfas (no aladas) que se alimentan de la savia de los árboles. Pueden estar en esta etapa hasta 17 años. Tras sufrir la muda, se convierten en adultos con alas y genitales desarrollados. La vida de adultos apenas dura unos meses.
Durante la época de celo, que coincide con el verano, los machos producen un canto característico para atraer a las hembras, cuya frecuencia sonora puede llegar a 86 Hz. El mecanismo para la producción de este canto se encuentra en su abdomen. Tienen dos
membranas que son estiradas por pequeños músculos que las hacen vibrar rápidamente,
mientras la cavidad abdominal hace de caja de resonancia.
Aunque hay quien dice que es mera casualidad, pero Sanborn et al. 2011 explican en su publicación científica que se ha visto una relación entre intervalos más largos de canto de las chicharras de la especie Cicada orni, con mayores temperaturas.
Calificados a menudo como "interminables", sin duda todos relacionamos los cantos de las cigarras con calurosos días de verano, especialmente durante la hora de la siesta. Os dejamos para que disfrutéis el sonido de una chicharra.